Plagio académico
A mediados de 2015, Rocío Flores, una pedagoga y doctora en Educación con más de 20 años de experiencia, era titular de una línea de investigación del campus virtual en una reconocida universidad latinoamericana que se enfrentaba al incremento del plagio académico, lo que impactaba particularmente el proceso del nuevo modelo de titulación. Rocío consideraba que el aumento en el plagio académico (involuntario o premeditado en algunos casos) realizado por los alumnos era consecuencia de carencias en las competencias básicas de investigación, argumentación, referenciación y citación de acuerdo al sistema APA; además de otros factores como la gran diversidad cultural de los alumnos y la diferencia en la forma de trabajo de los tutores y titulares de líneas de investigación. La universidad estaba por solicitar su ingreso al padrón de instituciones generadoras de investigación científica y el vicerrector académico le había solicitado que desarrollara una estrategia educativa para eliminar o disminuir al mínimo el plagio académico entre los estudiantes en el lapso de un año.